Después de mucho tiempo sin viajar Roberto D’Amico voló no hace mucho rumbo a Costa Rica.

La mayor parte de los baños que nos damos se olvidan tan pronto como salimos del agua. Quizá si hemos conseguido coger alguna ola buena puede que el recuerdo perdure en nuestra retina durante unos días, o incluso una semana, pero más allá solo hay oscuridad.

Alex Knost, Kassia Meador, y Andrea Picasso, disfrutando de las olas de lo que antes era un remoto y tranquilo pueblo de Costa Rica: Santa Teresa.

Costa Rica es su mayoría un parque natural y aunque el hombre está destrozando todo lo que encuentra a su paso todavía se puede ver a la naturaleza casi en su esplendor.

En el viaje pudimos ver todo tipo de animales, desde iguanas paseándose más o menos tranquilas por las concurridas calles de Jaco, hasta arañas verdes, tan grandes como un puño, que decoraban el camino entre las cabinas y la playa en Santa Teresa.

Poco convencidos de los baños en Playa Hermosa decidimos alquilar un coche. Cogimos un taxi en la parada que hay enfrente del Jammin y alquilamos un flamante Daihatsu Terios, el 4x4 más asequible que tenían en Zuma Rent a Car. Después de fundir nuestras tarjetas de crédito, en Costa Rica tienes que dejar una fianza de 1.000 US$, decidimos echar un vistazo a la playa de Jacó.