La ley de Murphy
El viento del sur y la mar ordenada me puso los dientes largos, lo suficiente para escaparme antes del trabajo pese a saber que iba a cambiar la dirección en cualquier momento. Había que intenarlo, iba a ser la única posibilidad antes de que el frente llegara y nos dejara sin entrar en el agua durante bastantes días.
El viento aguantó lo suficiente para llegar a la playa y ver cómo la bandera se inclinaba en la dirección contraria al mar, y ver cómo se encrespaba y desordenaba el mar. Tocaba volver con el rabo entre las piernas.
Alguna posibilidad hoy? Laredo?
ResponderEliminarPor si merece la kilometrada
Amen
ResponderEliminarHombre, no te puedo asegurar el baño pero seguro que algo tienes.
ResponderEliminarUn saludo,