Los Plástico - La búsqueda de la ola más grande
Alejandro Selkirk se ubica a 400 millas de las costas de Chile, gracias a una generosa flora y fauna nativa, esta isla parece guardar el secreto de la felicidad: una convivencia virtuosa entre la comunidad y la Tierra. Fue en 1966 cuando sus habitantes asignaron el apodo de “Plástico” a los extranjeros que llegaban a la zona, debido a que estos visitantes trajeron consigo los primeros artículos de este material que se registraron en el lugar.
El surf fue la excusa para llegar a Selkirk. La travesía consistía en surfear olas gigantes nunca antes encontradas, una motivación que encendió el alma aventurera de estos deportistas. Sin embargo, al llegar allá el surf pasó a segundo plano. Las ancestrales enseñanzas de conexión, protección y equilibrada convivencia entre la comunidad y la naturaleza impactaron a los visitantes y los llevaron a reflexionar en cuanto al verdadero sentido de habitar la Tierra.
“Finalmente, navegar por la gran ola no era el tesoro que debíamos encontrar. Teníamos que descubrir que una comunidad puede cambiar su propio destino reuniéndose y protegiendo lo que es más valioso para su bienestar y sostenibilidad”, señaló Léa Brassy.
Y es que Selkirk tiene una tradición de armonía con el medioambiente. Los habitantes conforman una comunidad donde el compartir es el sustento principal, una forma de cuidarse unos a otros. La pesca de langosta es su principal fuente de ingresos, pero la realizan de una manera sustentable y amable.
Hace más de 120 años establecieron una talla mínima de extracción, sólo trabajan con lanchas artesanales, manejan sus vedas y son líderes mundiales en pesca sustentable.
De hecho, la pesca de Selkirk es la única de Sudamérica que cuenta con certificación del Marine Stewardship Council, una etiqueta ecológica que asegura una extracción bien administrada y ambientalmente sostenible. Hechos como estos, son los que llevaron a esta comunidad a impulsar proyectos como la gran Área Marina Protegida de Juan Fernández y Desventuradas, que suma más de 800.000 km2.
Pero no sólo eso. Los habitantes de la isla consumen sólo lo que necesitan para vivir y le devuelven cuidado, protección y mantenimiento. Recogen bayas silvestres para hacer mermeladas, consumen animales depredadores de su flora y fauna nativa, pero lo hacen con respeto y gratitud hacia la naturaleza.
“Yo ya había estado en Selkirk y quise que mis amigos surfistas conocieran un poco más de la generosa dinámica que se da con la comunidad costera del lugar. Fue una experiencia que valió la pena registrar para mostrar una forma de vida totalmente distinta a la que conocemos”, añadió Mekis.
A modo de invitación, la directora de Marketing de Patagonia, Tania Garimani, concluye que “al reflejar el encuentro entre dos mundos, la historia de Los Plástico, nos permite conocer una forma de vida muy distinta a la rutina que tenemos quienes habitamos en las grandes ciudades. Además, nos muestra cómo un pequeño grupo de personas han sido capaces de lograr grandes cambios y aportar, con su granito de arena, a la sustentabilidad del planeta. Por todo ello invitamos a todos a ver este documental en nuestra plataforma online, pues es una experiencia imperdible e inolvidable”.
Marketing bluf
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