Otro Día de la Tierra enferma

Hoy, 22 de Abril, volvemos a celebrar el Día de la Tierra, un día, en teoría de concienciación, un día para subrayar la necesidad de la conservación de los recursos naturales del mundo.


Pero ya nadie se lo cree. Hoy el mundo está más sucio, más contaminado y más pobre que hace un año. El calentamiento global, del que algunos dudaban hace un tiempo, es un hecho. Los polos se deshielan, el nivel del mar aumenta y las sequías se repiten año si, año también.

Los océanos son verdaderos desiertos sin vida en lo que lo único que flota son los millones de plásticos que hemos tirado. Se caza masivamente a focas, tiburones y todo lo que se mueva. Y lo que no se ha podido pescar se muere por el efecto de la contaminación y los vertidos.

La pérdida de producción agraria, la mayor dificultad para disponer de agua y una mayor vulnerabilidad a enfermedades y catástrofes climáticas son problemas que nos afectan a todos, pero que inciden mucho más sobre la población más pobre. Es decir, los pobres serán más pobres haciendo un mundo todavía más desigual.

Y ahora, que el daño está hecho, algunos países se visten de "ecológicos" comprometiéndose a reducir las emisiones de CO2 para dentro de 10 o 20 años, que han promovido el biocombustible, acrecentando el hambre en el mundo, que se atreven a decir a los países en desarrollo como deben hacer las cosas cuando han sido ellos, nosotros, los que hemos provocado la mayoría de los males.

Un sombrío futuro nos espera mientras no reconozcamos que nos enfrentamos al problema más serio de toda la historia de la humanidad.