Gaza surfing: surfing for peace



Hace un par de semanas los periódicos de todo el mundo, tanto los nacionales como los internacionales, se hacían eco del gesto de un viejo surfista isralí al lograr romper el draconiano cerco contra la Franja Gaza llevando 12 tablas de surf hasta las playas de Gaza. Casi todos los medios trataron la acción como algo espontáneo y no profundizaron en las razones por las que un surfista judío, Dorian Paskowitz, la persona que llevó el surfing a las costas de Israel y ahora afincado en Hawai...

Todo empezó cuando Paskowitz leyó un artículo de Los Angeles Times el 29 de Junio. Paskowitz, que tiene una escuela de surf y además es miembro de la asociación Surfismo para la Paz, planeaba viajar a Israel para promocionar este movimiento así que cuando vio en la historia de los surfistas palestinos una ocasión para contribuir a la solución del problema. Así, inició una campaña en una cadena de tiendas deportivas de Israel para financiar las tablas que serían donadas.


Después de recorrer 20.000 kilómetros para entregar las tablas de surf vio como se le impedía la entrada a Gaza con las tablas. Ahí intervino el segundo factor que permitió la entrega de las tablas: Los periodistas. Dorian Paskowitz estaba literalmente rodeado por periodistas que cubrían la noticia y sin querer se convirtieron también ellos en noticia. Los militares no se atrevieron a impedirle el paso, el ruido de la opinión pública hubiese sido demasiado grande.


"Si judíos y palestinos pueden surfear juntos, entonces pueden vivir juntos", esa es la filosofía de Dorian Paskowitz.

¿Pero que fue lo que decía ese artículo para probocar a este octogenario surfista a lanzarse a semejante aventura?

Aquí lo tenéis en su versión original pero si queréis lo podeís leer traducido en las siguientes líneas.


Si quereís más información sobre el surf en Gaza podeís acceder a Gaza Surf Relief.

Los surfistas de Gaza encuentran en el mar la libertad

Descansando sobre tu roñosa tabla explora el horizonte. El azul turquesa reluce en el sol de medio día.

Momentos después, coge una ola, casi sin esfuerzo.

De vuelta del agua, Ahmed Abu Hassan, palestino de 28 años, camina con su tabla a lo largo de la playa de Gaza donde las banderas verdes de Hamas compiten por el espacio con las sombrillas rojas y amarillas. Parece como si los militantes islámicos y los vendedores de helados tuvieran una guerra sobre la arena dorada.

"Esto es una alegría, " comenta Hassan, un surfista taciturno y lleno de gracia.

Si el surf no es más que la búsqueda de libertad, en ningún lugar la búsqueda es tan relevante como en Gaza, una franja de terreno superpoblada y llena de pobreza controlada por Hamas y desconectada del resto del mundo por Israel.

"La franja de Gaza se parece a una prisión," comenta Bashire Watfa, propietario de Al Shira (La Vela), una cafetería a pie de playa. "La playa es el único sitio donde puedes respirar".

Facciones palestinas rivales han estado luchando recientemente cerca de los ruinosos apartamentos llenos de cicatrices que se erigen en el centro de la ciudad de Gaza. Después de cuatro días de sangría, Hamas venció a las fuerzas algo más seculares de Fatah. En respuesta, Israel cerro rápidamente los pasos fronterizos con la Franja de Gaza, permitiendo pasar muy poca ayuda internacional.

Para los surfistas de la Franja de Gaza, la popular playa de Al Deira es un refugio donde el surf gana a la política.

"Venimos a la playa para olvidar nuestro sufrimiento," declara Mohammed Juda, de veinte años, que surfea con su hermano de 15, Wadia. Los hermanos Juda, reman sobre las olas todas las mañanas a las 6 vistiendo idénticas camisetas azules y bañadores negros.

Lo que los palestinos de manera eufemística llaman "la situación" - una realidad oscura e insuperable de violencia y pobreza - se disuelve en el mar azul. No puedes surfear y preocuparte de la violencia entre facciones al mismo tiempo.

"Cuando surfeamos, pensamos en el surf, " comenta Islam Assar, de 17 años, no pensamos en la situación."

Assar ha estado depurando su técnica durante horas. Pero el sol es implacable, y su cuadrilla ya ha clavado sus tablas en la arena para tener un merecido descanso.

"Cuando surfeo, me parece como si volara" declara Mohammed Jayab, de 34 años, un surfista legendario en la Franja de Gaza. Flaco, bronceado y vistiendo una desgastada camisa de fútbol de la liga italiana, Jayab parece como si acabara de salir de la playa Huntington salvo por que tiene la bandera Palestina bordada en su gorra.

Recientemente, Jayab y su amigo Hassan estuvieron trabajando como socorristas pero después de seis guardias seguidas lo dejaron. Las arcas del gobierno están vacías, llevaban meses sin que les pagasen.

Los dos surfistas parecían disfrutar de sus responsabilidades como socorristas y con impaciencia hacían uso de sus silbatos mientras patrullaban la costa. Hay mucho trabajo que hacer.

En uno de los extremos de la playa, una pequeño grupo de profesores de primaria intentaban contener a la manada de crios con sus uniformes mojados y llenos de arena.

En otro lado, los ancianos fumaban sus pipas de agua mientras hablan de política bajo las palmeras.
Las madres, mientras tanto, jugaban con sus hijos o se bañaban entre las olas. Las mujeres vestían los trajes tradicionales, los abaya, que cubren todo el cuerpo, junto a un turbante que parecía pesar una tonelada al contacto con el agua.

Después de la lucha entre facciones, los grupos islámicos se alejaron de la playa. Pero el brazo armado de Hamas, la Fuerza Ejecutiva, que es ahora la policía no oficial de Gaza, apareció un día en Al Deira. "Castigaron a un par de personas que estaban molestando a unas chicas y que normalmente crean problemas, comenta Jayab.

"Ahora todas esas cosas han desaparecido", declara con aprobación.

El dueño del café Watfa, un seguidor de Fatah, es menos optimista sobre los recientes cambios. Antiguo combatiente contra Israel, tiene su torso lleno de bronceadas cicatrices de bala. Pero ahora Watfa quiere la paz y la prosperidad. La entrada de Hamas era mala para el negocio, comenta mientras grita a unos niños que intentaban enterrar una silla de la cafetería en la arena.

Jayab, quien se define como simpatizante de Hamas, es el jefe de la playa, admirado por muchos jóvenes por su impecable estilo. Él aprendió todos los trucos y su técnica imitando a los surfistas que veía en la televisión, comentaba.

Como otros surfistas en Gaza, el suele ver los episodios repetidos de "Baywatch". Pero el no se come con los ojos los bikinis de las chicas que aparecen, declara. "Cierro mis ojos y observo por mis dedos", Jayab comenta mientras ríe y sostiene sus manos arriba para describirlo mejor. "Pensamos en la alegría al surfear y como desarrollar nuestro estilo".

A diferencia de sus colegas de California, los surfistas de la Franja de Gaza no tienen acceso a la tecnología del surfing o simplemente a las revistas de surf. No hay tiendas de surf, tampoco escuelas o competiciones. La música de los Beach Boys nunca suena en la radio y no hay ningún equivalente en árabe de la palabra 'dude' (colega o tío en americano).

Debido a que es muy difícil que lleguen tablas de surf a Gaza y además la mayoría de sus habitantes no se lo pueden permitir ellos alquilan unas decrépitas y pesadas tablas por un dólar la hora. Jayab compró su propia tabla por unos 70 US$ a un palestino que la había traído de Israel. Hassan, que sueña en pillar olas en Australia algún día, es un coleccionista y a amasado nada más y nada menos que cuatro tablas.

Aunque la línea de costa de casi 50 kilómetros de largo ofrezca algunas de las mejores playas de la región, con amplias franjas de fina arena con palmeras colgando, la reputación de la Franja de Gaza como un reducto de matanzas, secuestros y lucha urbana mantiene lejos a la mayoría de los turistas.
De todas formas hay suficiente negocio para que al menos un pequeño hotel diseñado como una villa marroquí pueda mantenerse. El Hotel Al Deira ofrece unas vistas espectaculares además de acceso wireless y una gran terraza aunque no tiene minibar en las habitaciones ya que el alcohol está prohibido.

El "Atlas del surf", la web http://www.wannasurf.com/ nombra a la playa de Al Deira pero la sitúa en Israel. La web también advierte que el viaje hasta la playa es "difícil, ya que tienes que conducir a través de la ciudad de Gaza y cruzar el punto de control de Erez (un proceso largo y cansado)".

Aunque el control militar de Israel en la Franja de Gaza terminaba en el 2005, todavía tienen el control del acceso a la costa y, desde la toma de poder de Hamas, los militares israelíes la mantienen una especial vigilancia.
Algunos días, la marina israelí lanza disparos de advertencia hacia la playa para avisar a pescadores y bañistas que no se aventuren demasiado lejos de la orilla.

Pero las patrullas no pueden contener a los surfistas.

Aunque Israel formalmente terminara la regla militar de la Franja de Gaza en 2005, esto todavía controla el acceso al enclave costero, y ya que la entrada en funciones de Hama, los militares israelíes guardan(mantienen) un reloj sobre todo cercano.

Durante algunos días, la marina israelí enciende(despide) disparos de advertencia hacia la playa, advirtiendo a pescadores y nadadores para no aventurarse demasiado lejos de la orilla.

Ellos pueden estar atrapados en la Franja de Gaza, pero surfear las olas es su evasión.

"Me siento libre", dice Hassan.

3 comentarios:

  1. ¿no seria mejor que dejasen de masacrar a los palestinos en vez de darles una docena de miserables tablas? me da que son de segunda mano. es decir, que lo que no quieren para ellos se lo dan a los palestinos.

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  2. Ole los huevos de este tio, lo que importa es la iniciativa, y este señor va en calidad de surfer, no de judio.

    No creo que la mayoria de los y las judias les quieran dar a los y las palestinas ni tablas ni nada bueno, pero hete aqui uno que si, deberiamos estar content@s. Me parece cojonudo.

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  3. Pues a ver si aprendemos de ellos y terminamos con el localismo que impera en algunas de nuestras playas.

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